Amigos... estuvimos en Villa Ventana, que es siempre un lugar de descanso confortable con distintas ofertas de alojamiento (yo recomiende el complejo de cabañas Las Gardenias, sobre Martín Pescador entre Cruz del Sur y Curamalal) y el domingo me largué al camino del Abra del Hinojo, con toda la información previa de que era un circuito sin dificultades. ¡Lo que no me imaginaba era que a unos 18 kilómetros del arranque de la tierra -pasando el Almacén El Campamento- se largaría un tremendo aguacero, que en cuestión de minutos comenzó a inundar el camino, con la contra de que apenas un día antes habían pasado la Champion y estaba todo el terreno muy blando! Pegamos la vuelta (porque realmente no sabíamos qué nos podíamos encontrar más adelante) y tomamos por un desvío de la ruta, una huella por la banquina alta, que nos permitió evitar la mayor parte de los guadales que se iban formando. Pero llegamos a un punto en el que la huella desapareció, bajé al camino y era imposible avanzar, porque era un jabón comparable con el hielo por lo resbaloso (todo el tiempo con la doble, por supuesto). En eso estábamos, con la GV atravesada en el camino, cuando vimos aparecer una F100 (modelo 70, si no anterior) ¡que venía a campo traviesa por afuera del camino, sin huella y sin nada!. El paisanito que la manejaba se bajó, solícito, y me dijo: "no, jefe, por el camino no va a poder seguir, se le va a hundir cada vez más y más, así que agarre, suba al campo y metale seguro, que el rastro lo va a llevar al pavimento". Seguí el oportuno consejo, asi que los siguientes 12 kilómetros, siempre bajo el agua, los hice en un auténtico e inesperado off road. Una parte del terreno estaba desmontado (seguramente le habían pasado la rastra unos días antes) y aunque había que galopar entre huellones como todo era pastizal el suelo estaba firme; en otra parte los cardos y el pasto se alzaban en algunos casos hasta un metro y medio de la trompa de la GV, que los iba derribando alegremente. Mi chata tiene un chapón de proteccion integral así que por los golpes por abajo no me preocupaba. Así, a campo traviesa, como si fuera un tractor, llegué de nuevo hasta la ruta 76 y regresamos a Villa Ventana. ¡La verdad es que fue divertido, sobre todo por lo inesperado! Comentario final: el circuito del Abra del Hinojo (adonde no pudimos llegar por la tormenta) puede pasar de ser un bucólico paseo campestre a un rally emocionante si se larga un aguacero. Saludos (si no fuera tan complicado subía algunas fotos, por allí pueden buscarme en el facebook). Carlos
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