El pescador revolviendo el río.
Pescaba un pescador en un río, atravesándolo con su red de una a orilla;
luego, con una piedra atada al extremo de una cuerda de lino, agitaba el
agua para que los peces, aturdidos, cayeran al huir entre las mallas de la
red. Vióle proceder así un vecino y le reprochó el revolver el río, obli
gándoles a beber el agua turbia; más él respondió:
-¡Si no revuelvo el río, tendré que morirme de hambre!
Igual sucede con las naciones: entre más discordia siembren los
agitadores entre la gente, mayor será el provecho que obtendrán.
Formasiempre tu propia opinión y no vayas a donde te quieran empujar
otros sin que lo hayas razonado.
Fabula.
- Gustavo
- Suzukero Extremo
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Fabula.
Gallego Gustavo.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
- Alejandro Guerrero
- Suzukero Asiduo !
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- Gustavo
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Fabula.
La rana gritona y el león.
Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía
el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.
Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que
salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo:
-- ¡ Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos !
Quien mucho habla, poco es lo que dice.
Oyó una vez un león el croar de una rana, y se volvió hacia donde venía
el sonido, pensando que era de algún animal muy importante.
Esperó y observó con atención un tiempo, y cuando vio a la rana que
salía del pantano, se le acercó y la aplastó diciendo:
-- ¡ Tú, tan pequeña y lanzando esos tremendos gritos !
Quien mucho habla, poco es lo que dice.
Gallego Gustavo.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
- Gustavo
- Suzukero Extremo
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Fabula.
El león y el mosquito luchador.
Un mosquito se acercó a un león y le dijo:
-- No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo
contrario, demuéstramelo. ¿ Que arañas con tus garras y muerdes con
tus dientes ? ¡ Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un
ladrón ! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a
combate.
Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole
repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo.
El león empezó a arañarse con sus propias garras, hasta que renunció al
combate. El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin
darse cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela de araña.
Al tiempo que era devorado por la araña, se lamentaba de que él, que
luchaba contra los más poderosos venciéndolos, fuese a perecer a manos
de un insignificante animal, la araña.
No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que
la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo.
Copyright ©edyd.com
Un mosquito se acercó a un león y le dijo:
-- No te temo, y además, no eres más fuerte que yo. Si crees lo
contrario, demuéstramelo. ¿ Que arañas con tus garras y muerdes con
tus dientes ? ¡ Eso también lo hace una mujer defendiéndose de un
ladrón ! Yo soy más fuerte que tú, y si quieres, ahora mismo te desafío a
combate.
Y haciendo sonar su zumbido, cayó el mosquito sobre el león, picándole
repetidamente alrededor de la nariz, donde no tiene pelo.
El león empezó a arañarse con sus propias garras, hasta que renunció al
combate. El mosquito victorioso hizo sonar de nuevo su zumbido; y sin
darse cuenta, de tanta alegría, fue a enredarse en una tela de araña.
Al tiempo que era devorado por la araña, se lamentaba de que él, que
luchaba contra los más poderosos venciéndolos, fuese a perecer a manos
de un insignificante animal, la araña.
No importa que tan grandes sean los éxitos en tu vida, cuida siempre que
la dicha por haber obtenido uno de ellos, no lo arruine todo.
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Gallego Gustavo.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.