El tordo.
Picoteaba un tordo los granos de un bosquecillo de mirlos, y complacido
por el placer de sus pepitas no se decidía a abandonarlo.
Un cazador de pájaros observó que el tordo se acostubraba al lugar y lo
cazó.
Viendo el tordo su próximo fin, dijo:
¡ Oh desgraciado !, ¡ por el placer de comer, me he privado de la vida !
Nunca te excedas de lo que encuentres placentero, no vaya a ser causa
de tu desgracia.
Fabula.
- Gustavo
- Suzukero Extremo
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- Registrado: 13 Dic 2004 18:33
- Ubicación: Tres Arroyos y Claromecó
Fabula.
Gallego Gustavo.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
- Gustavo
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Fabula.
El astrónomo.
Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando
los astros.
Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la
contemplación del cielo, cayó inopinadamente en un pozo.
Estando lamentándose y dando voces, acertó a pasar un hombre, que
oyendo suslamentos se le acercó para saber su motivo; enterado de lo
sucedido, dijo:
-¡Amigo mío! ¿quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que hay en la
tierra?
Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor, pero antes hay que saber
donde se está parado.
Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando
los astros.
Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la
contemplación del cielo, cayó inopinadamente en un pozo.
Estando lamentándose y dando voces, acertó a pasar un hombre, que
oyendo suslamentos se le acercó para saber su motivo; enterado de lo
sucedido, dijo:
-¡Amigo mío! ¿quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que hay en la
tierra?
Está bien mirar y conocer a nuestro alrededor, pero antes hay que saber
donde se está parado.
Gallego Gustavo.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que pidiendo el por qué de lo que se les mande hacer, se acostumbren a obedecer a la razón y no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.