Quiero contarles mi historia, sólo para descargar un poco de bronca respecto de la justicia argentina.
En Octubre de 2006 viajaba en la ruta 205 a la altura de Lobos y delante mío circulaba un asesino al volante de un camión cargando unos portones sin ningún tipo de seguridad y en un camión que no estaba preparado para esa carga:

Los portones se cayeron para el lado de la ruta y golpearon en una camioneta que venía de frente. Increíblemente en esta camioneta cabina simple viajaban tres mayores y tres niños y sólo una persona sufrió unos raspones en un brazo:



Esa camioneta golpea los portones y me los tira encima de mi Sideckik. En la camioneta viajábamos cuatro personas y terminamos con algunos golpes, afortunadamente nada grave:


Eso no es todo, en el momento del impacto, a la camioneta que venía de frente se le desprendió la rueda y con tanta desgracia que la rueda entró por el parabrisas del auto que venía atrás mío y mató a la persona que manejaba y a otra persona que viajaba sentada en el asiento de atrás (eran dos chicos de no más de 25 años…).
Luego este auto me choca a mí por atrás, todo esto ocurrió en segundos…
La cuestión es que mi camioneta quedó secuestrada en Lobos porque participó del acto. Obviamente yo no tuve ninguna responsabilidad en el accidente y fui sobreseído de la causa pero todavía, después de más de dos años, no liberan la camioneta, sólo me otorgaron una liberación provisoria y ahora está en un depósito de la compañía de seguros porque determinaron que tiene destrucción total.
Desde ya que esto no tiene ningún punto de comparación teniendo en cuenta que en el accidente murieron dos personas y que las muertes podrían haber sido más...
Es increíble que por la irresponsabilidad de una persona se hayan destruido dos familias y para colmo este conductor sigue trabajando de camionero en nuestras rutas… sin palabras.
Otro dato de color es que la compañía de seguros del camión no se hace cargo del siniestro ya que lo rechazó alegando que la carga estaba mal estibada…
Bueno, sólo quería contar la historia y deseo que nunca más ocurran estas cosas.
Un abrazo
Martín