Tenía en mente llegar a lugares en la cordillera catamarqueña, de las cuales hay muy poca o nada de información, las “ravioleras”, ruinas de lo que otrora fueron corrales incas, ubicados a la vera de la red caminera del “Tahuantinsuyu”, un legado de caminos pre-incaicos que el imperio inca se encargó de mejorar y expandir por actuales seis países sud-americanos (Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia) y que en Argentina se extienden por las hoy existentes provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza…….
Pero no quiero aburrirlos con esta parte de la historia americana, de la cual se podría escribir muchísimas páginas y voy a pasar a describir la travesía en sí……
Todo lo había planeado para el fin de semana del 27/11, pero debido a que el servicio meteorológico no auguraba buen tiempo en la zona de las sierras pampeanas catamarqueñas, fue que decidí suspender para el primer fin de semana de diciembre, aprovechando el feriado largo, que me permitía incorporar el lunes y martes…….
El sábado a las 7Hs. llego desde Almafuerte con su Sra., mi amigo y compañero de travesías “Gerardo”, con mi Sra. ya teníamos las cosas cargadas en la chata y listos para acomodar sus bártulos y emprender la partida, así que a las 7,30Hs. arrancamos hacia Catamarca, ni bien pasamos la ciudad de Cba. Y tomamos la ruta hacia Jesús María, tuvimos un reventón de la goma delantera derecha (me costó bastante dominar la camioneta), cambiamos la rueda y continuamos en camino, para reponer combustible en Aimogasta, desde donde nos dirigimos a conocer un pueblo abandonado (algo parecido al que visitamos en otra oportunidad con Juan gasolero, “el pueblo fantasma”, hace un par de años), luego de visitar el abandonado poblado y tomar las fotos correspondientes, continuamos camino para llegar a Belén en donde fuimos a la gomería que ya conoce al club ranger y también a mí, conseguimos una cubierta usada suficiente para armar el segundo auxilio y andar tranquilo por la cordillera, de Belén seguimos a Hualfín, en donde cenamos e hicimos noche, hasta allí, el tiempo parecía no querernos acompañar, nos llovió la mayor parte del camino y hasta las 22Hs. aproximadamente continuó ese mal tiempo, hasta que comenzó a soplar viento sur y a despejar, a las 23,30Hs. el cielo se mostraba todo estrellado, dije: “vamos a dormir que mañana tendremos buen tiempo”. Efectivamente así fue, el domingo amaneció espléndido, desayunamos tempranos repusimos gasoil y encaramos hacia la raviolera, los cerros estaban con sus cumbres nevadas, lo que nos indicaba que había estado nevando el día anterior, las huellas cordilleranas muy destruidas por las correntadas de agua, los vadeos profundos con aguas turbias y torrentosas, pero comenzamos ascender sin mayores inconvenientes, solamente a velocidad muy lenta que nos obligaban los múltiples cortes, producto de las aguas que bajaban de la cordillera, nos demandó casi 4Hs. hacer los 75 Km. para llegar a las tan anheladas ravioleras, que si bien no sabíamos de lo que se trataba, pudimos comprobar que son ruinas de antiguos corrales incas construidas a la vera de uno de los tantos “caminos incas” que se extienden por la provincia de Catamarca, es admirable la precisión que tienen y una lástima que no sean cuidados, restaurados y promocionados como se merecen por ser parte de la historia americana. Continuamos avanzando en la huella encontrando otros indicios de antiguas civilizaciones, todas ellas dejan ver el inconfundible camino, que según los libros todos estos caminos están conectados al Cuzco (capital del imperio inca) y que emplearan los conquistadores españoles en el siglo XVI para invadir las pampas cordilleranas argentinas, Chile, Bolivia y Perú……
Algunas fotos:
Abandonado pueblo “Cerro Negro”, a las márgenes del río salado, en la Pcia. de Catamarca.

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El día domingo amaneció con buen tiempo y encaramos a conocer las ravioleras, las cumbres amanecieron nevadas, que lentamente a lo largo del día fue desapareciendo ese hermoso manto blanco.

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Y llegamos a los primeros indicios que nos indicaban que estábamos en el camino correcto.

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Continuamos camino, ya estábamos superando los 3500 msnm.

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Pasamos un pequeño paraje “Allí Amuska”, donde la vida pareciera estar detenida en el tiempo.

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A 3800 msnm, llegamos a las primeras ravioleras, se puede observar las ruinas de los corrales y el camino del inca.

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Muy cerca encontramos estas construcciones en piedra y también al lado del camino inca.

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En esta foto se puede apreciar el camino.

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Superados los 4000 msnm, nos encontramos con una tradicional “Apacheta”, antiguo legado como homenaje a la madre tierra.

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Y el camino del inca, nos seguía acompañando.

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Por el río corrían turbias y con gran fuerza las aguas, producto de la nieve que lentamente desaparecía de las cimas de los cerros.

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Continuamos encontrando corrales y ruinas como evidencia que los antiguos pueblos que habitaron y transitaron por la zona, tenían sus animales como medio de transporte y alimento, siendo sus trascendentales, la llama y la alpaca.

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Ya en horas de la tarde, comenzamos el regreso, admirando los paisajes que regala nuestra cordillera y con las cumbres sin nieve.

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Regresamos a Hualfín con las últimas luces del día, pero con tiempo suficiente para subir hasta el “pucará de hualfín” y tomar algunas fotos, de sus ruinas.

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Una foto satelital del google earth de las ravioleras.

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Aún, me queda el recorrido que hicimos el día lunes y martes, pero lo dejo para armarlo tranquilo el fin de semana, ya que lo quiero hacer como homenaje al matrimonio Kirbus, que tanto hizo por el aventurismo en nuestra cordillera……