El pueblito toma el nombre de Carlos Keen, médico que, en virtud de su profesión, fue alistado junto a traumatólogos, gauchos convictos y otros hombres peligrosos a formar parte de la ofensiva en la guerra contra el Paraguay. Años más tarde, siendo gobernador, Dardo Rocha, asistió sin mucha reparación, a lo que él había pensado era otra tertulia más en casa de su viejo amigo médico. Si bien más tarde reconocería que le habían parecido sospechosos los globos en la puerta y algunos bonetes en las cabezas de los convidados, se descubrió entonces cantando el feliz cumpleaños sin regalo alguno. Rocha, político, en definitiva, improvisó con audacia lo que sería el regalo más perdurable en la vida de Carlos: nombraría en honor a él, al primer pueblo que se fundara ese año. El pueblo surgió de la construcción del ramal ferroviario Luján-Pergamino cuyas obras comenzaron en 1875. La localidad en la década del ´30 conoció un vertiginoso crecimiento llegando a contar con 4.000 habitantes (hoy unos 500), pero diversas circunstancias llevaron a paralizar ese constante desarrollo.
Diversas normas legales regulan mantener intacta la fisonomía original del pueblo. Como ejemplo se puede citar: prohibición de derrumbar y/o modificar edificaciones tradicionales, preservar las existentes, mantener alumbrado a bombillas de época, cartelería propia con diseño de imagen corporativa, etc.
Los fines de semana conviven las antiguas tradiciones con la gastronomía y modernos autos relucientes. Hay restaurantes de campo, casas de antigüedades, cabalgatas y paseos en sulkys. Yambién doma y folclore del Círculo Criollo Martín Fierro.
También aladeltismo y vuelos de bautismo se concretan en la escuela y centro de instrucción.
El pueblo de Carlos Keen también es receptor de muchos grupos de actividades diversas: caravanas de amigos de la bicicleta, de autos antiguos, clubes fotográficos, filmaciones cinematográficas y televisivas.
Don Aniceto Gutiérrez, un español dueño de la panadería y fábrica de dulces (hasta tuvo un molino de harina) fue gestor e impulsor, entre otras cosas más, de traer la luz eléctrica y el asfalto al pueblo. A la calle de ingreso se le impuso su nombre. El acto de nombramiento coincidió con el día de su natalicio.
El mismo pueblo fue sede de la novela argentina, Vidas robadas. En la misma, el poblado tomó el nombre de Río Manso. Allí se filmaron importantes escenas.






